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Guía para rebatir con la ciencia y la lógica las charlas LGTBI en los colegios

Actualizado: 13 sept 2018


El avance de la legislación de género permite a los grupos LGTBI entrar en las aulas a impartir su doctrina a los menores. Muchos de sus argumentos son fácilmente desmontables, por su propia lógica interna o con datos científicos.


Un grupo de manifestantes durante los actos del Orgullo Gay /Efe

Hasta hace no mucho, los miembros de las organizaciones LGTBI adoctrinaban en los colegios e institutos de España gracias a la complicidad de determinados directores o profesores, con mayor o menor conocimiento de los padres de los alumnos. A muchos colegios, por tener una orientación paticular, fundamentalmente de raíz cristiana, aún no ha llegado.


Pero a partir de ahora, los grupos LGTBI cuentan con el respaldo de numerosas leyes autonómicas y, en breve, con la ley mordaza LGTBI de carácter nacional impulsada por Podemos en el Congreso, que establecen la obligatoriedad de todos los centros públicos, concertados y privados, de asumir de forma transversal en sus aulas los postulados de la ideología de género.


Estas charlas están perfectamente estructuradas, como acredita el Guión para charlas en Institutos de COGAM, la rama madrileña de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) que está disponible en internet.


Pese a que en el segundo punto de sus consideraciones previas se especifica que “no se trata de adoctrinar a nadie” y que “no se trata de dogmatizar sobre ningún tema”, lo cierto es que más adelante se establece de forma categórica que hay determinadas afirmaciones que “no pueden ser consideradas como hipótesis de partida”.


Pese a este dogmatismo, en principio negado, hay muchos contenidos de esas charlas que pueden ser fácilmente puestos en cuestión y rebatidos por sus propias contradicciones internas, su inconsistencia argumental o por la simple aportación de datos corroborados científicamente.


1.- Homosexualidad “más o menos permanente”


Tal y como se recoge en el documento, se define como homosexual a “aquella persona que se siente atraída, de manera más o menos permanente, sexual y/o afectivamente por otr@s (sic) de su mismo sexo”.

Cabe preguntarse al respecto si los teóricos de género no se contradicen a sí mismos cuando defienden por un lado que esta característica puede ser “más o menos permanente”, pero al tiempo impiden -y castigan con multas- a profesionales que apoyen a quienes entienden su homosexualidad ha llegado a su fin, para recuperar su heterosexualidad.


2.- Existe el sexo biológico


Paradójicamente, contra la ideología de género que establece que el sexo al nacer es una imposición cultural independiente de la Biología, COGAM reconoce, al definir a la persona transexual, que existe “el sexo con el que biológicamente ha nacido”. O sea, que hay un sexo al nacer (más aún, determinado por los genes desde la fusión de los gametos) tal y como señalaba el conocido autobús de HazteOir.org : “los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”. Aún más, incide en el hecho de que “muchos transexuales siguen manteniendo su sexo biológico”.


3.- La aceptación en la Historia como argumento


Otra de las cuestiones que plantea es sobre la aceptación social de la homosexualidad en otras épocas históricas, como si tal consideración por sí misma pudiera dar carta de naturaleza a cualquier circunstancia o actuación.


Tal y como explican “la homosexualidad formaba parte de las ciudades estado de la antigua Grecia y Roma”. Se puede oponer con facilidad que también la esclavitud estaba asumida por la sociedad en aquella época y no parece que sea un argumento para su defensa.


Tanto la Organización Mundial de la Salud como el Centro Europeo de Control de Enfermedades alertaron de los riesgos de la confluencia masiva de personas con prácticas sexuales de riesgo en la capital de España por el World Pride

4.- ¿Promiscuidad LGTBI y SIDA? Manzanas traigo


De la misma forma que sucede en el jocoso dicho ‘¿Qué hora es? Manzanas traigo’ el Guión para charlas de institutos de COGAM señala específicamente que cuando se plantee la cuestión de la promiscuidad sexual, se ha de dar largas profilácticas: “Si sale el estereotipo de la promiscuidad, ni juzgarlo y hacer siempre referencia al sexo seguro”. Asimismo, se señala que “hablar de SIDA como enfermedad principalmente de homosexuales y toxicómanos es una desinformación”.


Cabe recordar que la promiscuidad sexual es, en efecto, factor determinante de la propagación y contagio de enfermedades de transmisión sexual, que como su propio nombre indica, se transfieren por la actividad sexual. Y, por otra parte, que es una práctica especialmente habitual en ambientes LGTBI.


No en vano y sobre esa base, durante el desarrollo de los actos correspondientes al World Pride celebrado en Madrid el pasado verano, tanto la Organización Mundial de la Salud como el Centro Europeo de Control de Enfermedades alertaron de los riesgos de la confluencia masiva de personas con prácticas sexuales de riesgo en la capital de España.


La Comunidad de Madrid, además, difundió un informe a los centros de salud en el que se instaba a posponer citas de pacientes y revisiones de enfermos crónicos para atender “posibles alertas y emergencias sanitarias vinculadas al Orgullo 2017”.


5.-  Niños adoptados por personas homosexuales


COGAM plantea la pregunta sobre si hay diferencias entre niños adoptados por parejas homosexuales y los que crecen con adultos heterosexuales. Y su respuesta, obviamente es que “no existen diferencias” salvo por una excepción: “suelen ser más tolerantes con la diferencia”.  Para la defensa de esta postura se cita un estudio elaborado en 2002 por la facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla y el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.


Dicho estudio está basado en una muestra de sólo 47 hogares (19 en Andalucía  y 28 en Madrid) elegida por métodos tan informales desde el punto de vista científico como poner anuncios en la prensa, “publicidad en librerías y establecimientos frecuentados por gays o lesbianas” o contactos con organizaciones LGTBI (de quienes se puede presuponer cuál era su resultado deseado sobre el estudio).


“No hay ningún estudio, satisfactoriamente realizado desde el punto de vista metodológico, que avale la inocuidad o la indiferencia de la adopción de niños por parejas del mismo sexo”, explica Jokin de Irala

Por el contrario, el informe ‘No es igual’ sobre el desarrollo infantil en parejas del mismo sexo, elaborado en mayo de 2005, sobre el estudio de más de 250 referencias bibliográficas de toda tendencia, sostiene que, cuando menos, “no existe un acuerdo entre los distintos investigadores si bien, puede argumentarse que existe una duda razonable sobre la idoneidad” de la adopción de menores por parejas homosexuales.


Al mismo tiempo, se explica cómo, con independencia de lo anterior, existen multitud de estudios que, “sin entrar en la temática homosexual, aconsejan una familia formada por padre y madre para la crianza de los niños”; otros que indican “la mayor tendencia a sufrir afecciones psicológicas” o “un grado elevado de casos de trastornos de identidad sexual en los niños criados por homosexuales”. Son más 250 estudios frente a uno.


Al respecto de esta cuestión, también es de interés consultar el trabajo publicado en Cuadernos de Bioética por Jokin de Irala y Cristina López del Burgo titulado ‘Los estudios de adopción en parejas homosexuales: mitos y falacias’, en el que se establece de forma categórica que “no hay ningún estudio, satisfactoriamente realizado desde el punto de vista metodológico, que avale la inocuidad o la indiferencia de la adopción de niños por parejas del mismo sexo”.


6.- ¿Cuántos homosexuales hay? El informe Kinsey


La cuestión sobre la cantidad de población que es homosexual en el mundo, también está presente. Y está basada, como es previsible en el famoso Informe Kinsey de mediados del siglo XX que establece ese porcentaje en el entorno del 4% al 10%.


Pese a estar desmentido por sus muchos fallos metodológicos y manipulaciones anticientíficas (proceso en el que incluso intervino el Federal Bureau of Investigation (FBI) de los Estados Unidos), se sigue repitiendo como fuente de supuesta autoridad.


Y eso que Kinsey no era psicólogo ni sexólogo, sino un experto en la clasificación de animales y plantas según su comportamiento natural (taxónomo). Según se recoge en un informe titulado ‘El fraude de Kinsey y sus consecuencias para la sociedad‘ firmado por Raquel M. Chaviano, Magaly Llaguno y Adolfo J. Castañeda las bases del informe eran las siguientes:


“Un gran número de los ‘entrevistados’ eran criminales culpables de agresiones sexuales, pedófilos (que abusaban sexualmente de los niños) y exhibicionistas. Alrededor del 25% de ellos eran ex reclusos o presidiarios, la mayoría de los cuales se inclinaban hacia los actos sexuales ilícitos. Kinsey y sus investigadores observaron y tomaron notas sobre varios ‘experimentos’ filmados, que mostraban diferentes tipos de comportamientos sexuales aberrantes, especialmente de actos sexuales entre hombres homosexuales”.



Versión de la parada de Silvester Stallone en ‘Evasión o victoria’, en la que su personaje frena el ataque del lobby LGTBI / AMB-Actuall

7.- Obviedades difícilmente comentables


A lo largo de las 26 páginas en las que se extiende el documento elaborado por COGAM y alojado en la web de la FELGTB, se realizan además una serie de afirmaciones que por su propio enunciado quedan fuera de la lógica, quedan descalificadas en sí mismas y cuya explicación pareciera más propia de Perogrullo.


Por ejemplo: Todas las prácticas heterosexuales pueden ser practicadas por homosexuales y viceversa. Parece difícil justificar semejante afirmación con solo atender a las evidentes diferencias sexuales descritas por la Biología al alcance de cualquiera.


En otro apartado, se asegura que “los gays, y sobre todo las lesbianas, que deseamos tener hijos podemos hacerlo”. Cuando menos, la frase es equívoca, pues está acreditado –de nuevo por la ciencia y el sentido común- que las relaciones homosexuales son estériles en sí mismas. No se ha dado el caso de que dos espermatozoides, o dos óvulos hayan formado un nuevo espécimen de la especie humana.


En el fondo, en el documento se reconoce la infertilidad natural de las relaciones homosexuales, desde el momento en que todas las alternativas propuestas pasan por buscar un tercero de otro sexo o la inseminación artificial.


Además, en el concepto “tener hijos”, como si fuera un derecho, se incluye la posibilidad de la adopción, ya abordada con anterioridad. El documento no cita expresamente los vientres de alquiler o la maternidad subrogada tal vez porque cuando fue elaborado no se contemplaba la posibilidad o porque hay división de opiniones al respecto dentro del mundo LGTBI.


8.- La homosexualidad y los psiquiatras


COGAM afirma, no sin razón, que “La OMS y la Asociación Americana de Psiquiatría dejaron hace mucho tiempo de considerar la homosexualidad como enfermedad mental”. En efecto, hace casi 40 años que eso sucedió. Lo que no cuenta COGAM es que el entonces presidente de dicha corporación médica, Nicholas Cummings, ha explicado que la decisión se tomó “por presiones políticas” que anularon una “investigación abierta e imparcial”.


Ya que, según parece, las leyes imponen la difusión en las aulas de determinados contenidos ligados a la ideología de género, será bueno que los padres den herramientas a sus hijos para poder afrontar el trance con mayor éxito. Desde la ciencia y la lógica.


 

Fuente: Actuall


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