ENTREVISTA AL LINGÜISTA, FILÓLOGO Y PROFESOR LEANDRO H. BRACAMONTE .
“El lenguaje inclusivo es la mayor intromisión autoritaria en la lengua”
Como filólogo, ¿Cómo analizas el denominado “lenguaje inclusivo”?
En primer lugar, me gustaría aclarar que quienes somos críticos o nos oponemos al lenguaje inclusivos somos rápidamente tildados y descalificados como normativistas, es decir, conservadores o puristas de la lengua, abanderados del atraso y la quietud, mientras que la realidad indica que nosotros entendemos perfectamente lo que la ciencia lingüística indica, es decir, que la lengua es un ente vivo, convencional, que le pertenece a sus hablantes.
La lengua como tal es un fenómeno polifacético que abarca la fisiología, lo neuronal, la psique, como así también la clase social, el estrato cultural, la política y la geopolítica; este entendimiento profundo de la lengua nos lleva a rechazar de pleno el normativismo.
Entendemos las mutaciones de la lengua y su desarrollo: no existe una “lengua pura”, de hecho nuestro castellano río platense aquí en Argentina es una variante del castellano ibérico, y este una variante del castellano clásico, y este era una variante del latín, y así podemos seguir retrocediendo. La actual Real Academia Española no es un ente de normatividad rígida sino que es un ente regulador, con una normatividad laxa para que la lengua castellana tenga su marco referencial; la crítica de que es un ente represor no tiene fundamento alguno, menos en la RAE del actual siglo.
El denominado “lenguaje inclusivo” -por el contrario a lo que se cree- es hoy la intromisión normativista y autoritaria más grande que se observa en la lengua castellana, porque interviene en la lengua con cambios forzados en la semántica, la sintaxis y la morfología, entendiendo, desde la arbitrariedad ideológica del feminismo, de que la lengua castellana tal como está es el producto de largos milenios de opresión hetero-patriarcal sobre la mujer y las “sexualidades diversas”, por lo tanto debe de ser cambiada necesariamente. Lo primero que debemos entender, en pocas palabras, es justamente esto: el lenguaje inclusivo es normatividad pura y autoritarismo.
Entonces, definitivamente no es un fenómeno espontáneo como alegan sus defensores
El lenguaje inclusivo como tal no es una mutación espontánea de la lengua como se defiende, en realidad eso es la excusa, el lenguaje inclusivo es un idiolecto que se propone expandirse como nueva norma en el castellano (o en sus análogos en otros idiomas), es decir, es una herramienta para la imposición de una ideología en particular y que esta afecte a todas las áreas de la sociedad, desde la familia hasta la jurisprudencia, tal como se ve en la inserción del término “femicidio” en la jurisprudencia de Argentina, donde generó una nueva característica criminal según las subjetividades sexuales del criminal y la víctima, es decir, la inserción del lenguaje inclusivo en la ley generó un desbalance, ya que la constitución argentina establece que hombres y mujeres son iguales ante la ley, no obstante hoy existe un agravante si quien mata es un hombre heterosexual y quien es matada es una mujer.
El idiolecto es la forma personal de hablar de una persona, que no sólo puede ser el de un individuo sino una personaje colectivo que represente una idea, cosmovisión, ideología o grupo, es decir, el lenguaje inclusivo es algo pensado, premeditado y luego insertado artificialmente en la lengua (normatividad). Es una mutación asistida, todo lo contrario a las mutaciones naturales de las lenguas que están estudiadas formalmente; es decir, las lenguas cambian de un modo en particular que por lo general comienzan con cambios fonéticos.
Observamos que el lenguaje inclusivo, a diferencia de lo que se cree, tiene tres grandes aliados para su imposición: los medios de corporativos de comunicación, que tienen diversos inversores privados; como así también periodistas y articulistas que pagan para escribir en los medios más populares y generar notas con lenguaje inclusivo leídas por millones que copiaran la nueva semántica y morfología creyendo que es algo correcto. Los nuevos ministerios de educación, a sabiendas que la educación sistemática del actual siglo tiene una profunda crisis, sobre todo en nuestros país, la República Argentina. El gran Dr. Etcheverry, en su obra La Tragedia Educativa, describe con precisión el grado de ignorancia que produce la educación actual.
¿Cuál es tu punto de vista sobre la incidencia de este dialecto en la educación de los jóvenes?
En el área de la lengua y literatura, la intromisión del lenguaje inclusivo en la educación de nuestros niños es la consumación del aplebeyamiento y estrangulamiento cultural de las próximas generaciones. Se inserta la semántica y la morfología incoherente del lenguaje inclusivo al mismo tiempo donde se excluye la enseñanza de gramática, sintaxis y lenguas clásicas. Hoy, la ciencia lingüística ha demostrado que uno no puede entender fehacientemente y puntualmente lo que una lengua expresa si esta no es estudiada diacrónicamente, por lo tanto, estudiar Latin y Griego para todas las naciones hispano-parlantes es una necesidad desde la escuela primaria y secundaria, pero lamentablemente los inquisidores de hoy, frente a estas propuestas nos tachan con las palabras mágicas persecutorias de hoy: “eclesiásticos” “medievalistas” “atrasantes” y todo tipo de estos epítetos.
De igual forma es una necesidad la inclusión de la enseñanza de la lingüística en la educación secundaria, para que nuestros jóvenes puedan entender que implica la lengua, el lenguaje y como estos funcionan. El hombre es hombre en tanto y en cuanto puede comunicar. El último gran aliado de hoy del lenguaje inclusivo son las redes sociales, donde este tipo de modas se expanden a una grandisima velocidad y las páginas más fuertes donde salen este tipo de propaganda son pagas, con una gran publicidad y colaboradores, por lo tanto cada publicación se desparrama de forma internacional a una velocidad impensada hace tan sólo una década atrás.
Si tomamos en cuenta que la mayoría de nuestros jóvenes pasan largas horas en las redes sociales, y más de un tercio de la población mundial ya tiene cuenta de Facebook, más las nuevas patologías psicológicas como la adicción a la internet, podemos tomar conciencia de como y por qué este fenómeno se expande de forma multitudinaria tan rápido, generando un quiebre en la adquisición del conocimiento y la cultura.
Sí, un quiebre, tal cuál como lo entendió George Orwell, y como él mismo lo plasmó en su obra 1984 cuando retrato la forma en que el “ministerio de la verdad” imponía la neolengua a la gente, una neolengua que poco a poco los desconectaría de todo el “pasado burgués” del inglés y haría las veces de prevención de todo “crimental”. Cualquier relación con la actualidad no es en absoluto ninguna coincidencia.
IMÁGENES: El escritor George Orwell, portada de la novela 1984, afiche y escena de la película donde se ve al protagonista.
¿Por qué surge este fenómeno y cómo ha evolucionado con el tiempo?
El fenómeno del lenguaje inclusivo viene de larga data, en la lengua castellana, tanto de forma satírica como no. En el ambiente socio-lingüístico específico de Argentina, tiene su primer registro masivo durante de la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando ocurrieron dos registros muy precisos que se pusieron de moda en el contexto de que el slogan del gobierno era el de inclusión.
En ése momento comenzó a utilizarse la expresión “argentinos y argentinas” , “todos y todas”. Resulta que para el segundo gobierno de la citada Cristina Fernández de Kirchner, la situación ya no era la anterior, la situación económica después de la crisis de las materias primas había comenzado a declinar, entonces estaba la necesidad de generar popularidad a como de lugar, como los argentinos somos consumidores masivos de futbol, el estado comenzó a financiar el proyecto “fútbol para todos” donde todos los partidos de fútbol eran gratuitos y también se le dio posibilidad a los jóvenes de 16 años la posibilidad de votar (amén de que la situación educativa en Argentina es cada día peor), allí fue cuando se comenzó a utilizar la lengua como propaganda política, se generó un lazo entre los partidarios de la presidente y su forma de hablar, donde caían hasta el hartazgo en la redundancia de “todos y todas” inclusive en situaciones ridículas, donde el encabezado de un comunicado o carta tenía el tamaño de un párrafo entero para brindarle “inclusión” a la discursiva, paso siguiente comenzó la polarización, quien no acatase la nueva “norma” de inclusión automáticamente era parte de la odiada oposición, resultaba patético y hasta gracioso ver como los kirchneristas se corregían entre ellos para así aplicar de forma absoluta la nueva norma “inclusiva”.
También comenzó a darse, en éste mismo período la utilización de un error como norma; “presidenta” (aquí es cuando el lenguaje inclusivo comienza a modificar la morfología, el anterior registro es de estilo, pero se respetaba la semántica y la morfología de las palabras, de ahora en más, ya no) término híbrido que parte de una conclusión errónea de creer que análogamente en el agente activo se puede insertar un morfema femenino como en los adjetivos, dado que la mayoría de los presidentes de nuestro país fueron hombres, se intentó hacer hincapié en el ser mujer de Cristina Fernández, más aún después de la promulgación de la ley de matrimonio igualitario y ley de identidad de género (esta última en el año 2012), el feminismo comenzó a avanzar entonces el kirchnerismo se vio interesado en unir sus fuerzas a la del feminismo siendo su climax el año 2015 con la marcha del colectivo “niunamenos” que fue el puntapié de la difusión radical del feminismo en todas sus expresiones, llamarle “la presidenta” a Cristina, era todo un signo político de esta alianza.
¿Pero por qué continuó luego del kirchnerismo?
El año 2015, después de varios errores políticos y una situación económica en declive, la cuestión del fiscal Alberto Nisman y varios errores políticos llevaron a que Mauricio Macri ganase las elecciones. Un fuerte sector -culturalmente cuerdo- creyó erróneamente que Macri podría brindarle al fin un poco de cordura a lo que se desató en el último mandato de la ya ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, pero fue al contrario: el feminismo siguió avanzando y continuó utilizando la lengua como medio de difusión y de control; la radicalizacion va en aumento y ni Mauricio Macri ni nadie de su gobierno dio muestra alguna de resistencia. Al contrario, gente muy importante de su partido como Larreta son muy afines a las ideas del progresismo y el feminismo.
Durante los años 2016 y 2017, se termino de imponer en todas las redes sociales, medios masivos de comunicación y también en la educación pública, el uso de la X y el @ para poder vaporizar los morfemas de masculino y femenino; de allí comenzó a utilizarse el “todxs” “tod@s” que en su momento eran registros de la jerga anarquista.
En algunas ocasiones, se han incluso hasta presentado tesis de grado con este registro. Este registro se encontraría con un problema: si bien se generó ya que el feminismo de tercera ola sería de a poco reemplazado por la teoría queer y su imperativa de destrucción de las “concepciones” binarias, la @ imaginariamente reemplazaría a “o” y a “a”, entonces no habría diferencia y, como bien sabemos, no se podría leer. Lo mismo pasaría con la X, una consonante más lo vuelve ilegible, y la lengua es primero sonora y después escrita. La artificialidad del lenguaje inclusivo quedaba en evidencia (recordemos que la principal defensa de este se basa en que la lengua “cambia” sin contar que los cambios son naturales, no inducidos).
Por esa misma razón, en el año 2018, en plena pugna por la legalización del aborto, el feminismo, con unos buenos dolares girados por Planned Parenthood (admito oficialmente), generó el famoso “todes” y una campaña masiva de pañuelos verdes. Le dieron un giro morfológico al lenguaje inclusivo.
Hemos presenciado como adolescentes ante las cámaras tenían sus cerebros más ocupados en respetar las nuevas normas del lenguaje inclusivo, que en comunicar el mensaje que querían, como así también debates de organizaciones universitarias si utilizar el femenino o el lenguaje inclusivo en los comunicados, dado que el lenguaje inclusivo en teoría incluye a los varones heterosexuales y el comunicado quería dejar bien en claro que ellos no tenían lugar y no estaban invitados (hay videos de marchas feministas donde varones fueron golpeados por ir a apoyarlas, es decir, golpearon a sus propios simpatizantes), pero por otro lado, los morfemas femeninos no “incluyen” a las expresiones sexuales “no binarias”.
Discriminan a hombre en marcha Feminista
Como conclusión del asunto: podemos concluir que la más grande y precisa refutación al lenguaje inclusivo están a la vista en estos ejemplos. Ellos mismos, en las normas que ellos mismos generaron, desfiguran a la lengua al punto que esta ya no puede cumplir su función absoluta que es la de comunicar.
Es más importante acatar la norma de la “inclusión” que el mensaje que se comunica, es decir, el contenido. Es la neolengua de hoy y en la realidad, una lengua que parte de la ideología y no del ser humano.
Por último, Leandro, ¿hasta que punto sirven la lengua y la cultura para dominar a los individuos?
El entendimiento de la importancia central de la lengua en la vida de los seres humanos también ha sido comprendido por George Orwell, que pudo representar esto de forma artística en su célebre novela 1984, donde se relata como exageradamente se generaban “cambios” en la lengua para borrar todo vestigio del antiguo régimen, es decir, se relata como se genera una lengua meramente ideológica, que parte de arriba para abajo de forma absolutamente normativista, y es precisamente allí donde encontramos el correlato con el lenguaje inclusivo actual; el dogma del progresismo parte de la base de que todo lo antiguo e histórico que conservamos está impregnado de “heteropatriarcado” y debe ser purificado, de la misma forma en que el partido que inventó Orwell pretendía “purificar” la lengua de todo vestigio de capitalismo.
Escena de la película "1984" - La Neolengua
Lo cierto es que nuestra lengua, así como está y cambiando naturalmente como suele cambiar (no bajo imposiciones), es nuestro nexo con nuestro pasado y no se puede entender lo que expresa realmente una lengua sino es diacrónicamente: Tampoco uno puede entender bien su presente sino ha estudiado y comprendido su pasado. También las decisiones que hemos de tomar en el presente forjaran nuestro futuro. Todo esto Orwell lo puso en bellas palabras.
Hoy, Islandia es el país con políticas lingüísticas más conservadoras del planeta, y a la misma vez es uno de los países con más igualdad de género, más libertades individuales y mejor nivel de vida del mundo, por lo tanto, esto refutaría inmediatamente toda pretensión de los movimientos feministas que nos hacen creer que modificar la lengua es absolutamente necesario para una mejor sociedad, una sociedad que “progrese” (el dogma de todo progresista).
El lenguaje inclusivo es sólo una herramienta política del orden colonial, sobre todo si tenemos en cuenta de que los índices educativos de hispano-américa son de los peores del mundo. Con la entrada del lenguaje inclusivo, las nuevas generaciones se toparan con una lengua indescifrable y pobre de semántica, que los inhabilite de consultar toda fuente que no sean las generadas desde el lenguaje inclusivo.
Hoy, en Argentina se comenzó la campaña nacional por la legalización del lenguaje inclusivo, de la mano de la campaña nacional por “aborto seguro libre y gratuito” y “separación de estado e iglesia”; cada campaña con su respectiva moda de comercialización, pañuelos de colores y demás. Si la legalización del lenguaje inclusivo llega a darse en Argentina, ésta se podría combinar con la ley anti-discriminatoria y denunciar a la constitución nacional como machista y hetero-patriarcal (los epítetos con los que se demoniza a la actual lengua castellana), lo que obligaría a reescribir la constitución nacional en lenguaje inclusivo: éste es el objetivo del lenguaje inclusivo.
Entrevista realizada por Estefanía Godiva
Fuente: Disidencias
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